Encontrados 92 resultados para: Hiram de Tiro

  • Jesús bajó con ellos y se detuvo en un lugar llano. Había allí un grupo impresionante de discípulos suyos y una cantidad de gente procedente de toda Judea y de Jerusalén, y también de la costa de Tiro y de Sidón. Habían venido para oírlo y para que los sanara de sus enfermedades; (Evangelio según San Lucas 6, 17)

  • ¡Pobre de ti, Corazaín! ¡Pobre de ti, Betsaida! Porque si los milagros que se han hecho en ustedes se hubieran realizado en Tiro y Sidón, hace mucho tiempo que sus habitantes habrían hecho penitencia, poniéndose vestidos de penitencia, y se habrían sentado en la ceniza. (Evangelio según San Lucas 10, 13)

  • Con toda seguridad Tiro y Sidón serán tratadas con menos rigor que ustedes en el día del juicio. (Evangelio según San Lucas 10, 14)

  • Después se alejó de ellos como a la distancia de un tiro de piedra, y doblando las rodillas oraba (Evangelio según San Lucas 22, 41)

  • - Sabemos que con el salario de su pecado se compró un campo, se tiró de cabeza, su cuerpo se reventó y se desparramaron sus entrañas. (Hecho de los Apóstoles 1, 18)

  • Por aquel entonces Herodes estaba muy irritado con los ciudadanos de Tiro y Sidón. De común acuerdo se presentaron ante él, y después de ganarse a Blasto, tesorero del rey, buscaron una solución pacífica, ya que su país dependía del de Herodes para su abastecimiento. (Hecho de los Apóstoles 12, 20)

  • Divisamos la isla de Chipre y, dejándola a la izquierda, navegamos rumbo a Siria. Atracamos en Tiro, pues el barco debía dejar su carga en aquel puerto. (Hecho de los Apóstoles 21, 3)

  • De Tiro fuimos a Tolemaida, terminando así nuestra travesía. Saludamos a los hermanos y nos quedamos un día con ellos. (Hecho de los Apóstoles 21, 7)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina