Encontrados 1237 resultados para: Gedeón y los 300 hombres

  • Dios es único, y único también es el mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús hombre, (1º Carta a Timoteo 2, 5)

  • Quiero, pues, que en todo lugar donde los hombres estén orando levanten al cielo manos limpias de todo enojo y discusión. (1º Carta a Timoteo 2, 8)

  • Los que cumplan bien su oficio se ganarán un lugar de honor, llegando a ser hombres firmes en la fe cristiana. (1º Carta a Timoteo 3, 13)

  • Aparecerán hombres mentirosos con la conciencia marcada con la señal de los infames. (1º Carta a Timoteo 4, 2)

  • sufrimos y luchamos porque tenemos nuestra esperanza puesta en el Dios vivo, salvador de todos los hombres, en especial de los creyentes. (1º Carta a Timoteo 4, 10)

  • los hombres serán egoístas, amantes del dinero, farsantes, orgullosos, chismosos, rebeldes con sus padres, ingratos, sin respeto a la religión; (2º Carta a Timoteo 3, 2)

  • Del mismo modo que Janés y Jambrés se opusieron a Moisés, también ellos se oponen a la verdad. Son hombres de mente pervertida, descalificados en cuanto a la fe. (2º Carta a Timoteo 3, 8)

  • Pues llegará un tiempo en que los hombres ya no soportarán la sana doctrina, sino que se buscarán maestros a su gusto, hábiles en captar su atención; (2º Carta a Timoteo 4, 3)

  • Deben ser hombres intachables, casados una sola vez. Es preciso que sus hijos sean creyentes y que no puedan ser acusados de mala conducta o de ser rebeldes. (Carta a Tito 1, 6)

  • Porque la generosidad del Dios Salvador acaba de manifestarse a todos los hombres; (Carta a Tito 2, 11)

  • Pero se manifestó la bondad de Dios, nuestro Salvador, y su amor a los hombres; (Carta a Tito 3, 4)

  • De este modo liberó a los hombres que, por miedo a la muerte, permanecían esclavos en todos los aspectos de su vida. (Carta a los Hebreos 2, 15)


“A pessoa que nunca medita é como alguém que nunca se olha no espelho e, assim, não se cuida e sai desarrumada. A pessoa que medita e dirige seus pensamentos a Deus, que é o espelho de sua alma, procura conhecer seus defeitos, tenta corrigi-los, modera seus impulsos e põe em ordem sua consciência.” São Padre Pio de Pietrelcina