Encontrados 623 resultados para: Estos

  • Abram trajo todos estos animales, los partió por mitad, y puso una mitad frente a la otra; las aves no las partió. (Génesis 15, 10)

  • Les haré traer un poco de agua para que se laven los pies y descansen bajo estos árboles. (Génesis 18, 4)

  • Miren, tengo dos hijas que todavía son vírgenes. Se las voy a traer para que ustedes hagan con ellas lo que quieran, pero dejen tranquilos a estos hombres que han confiado en mi hospitalidad.» (Génesis 19, 8)

  • (que fue el padre de Rebeca.) Estos fueron los ocho hijos que Melcá dió a Najor, el hermano de Abrahán. (Génesis 22, 23)

  • y júrame por Yavé, Dios del cielo y de la tierra, que no tomarás para mi hijo una mujer de raza cananea, pues vivo en medio de éstos, (Génesis 24, 3)

  • De Madián nacieron: Efá, Efer, Enoc, Abidá y Eldaa. Todos estos fueron descendientes de Queturá. (Génesis 25, 4)

  • Estos son los descendientes de Ismael, hijo de Abrahán y de Agar la egipcia, esclava de Sara. (Génesis 25, 12)

  • Y estos son los nombres de los hijos de Ismael, y son los nombres de sus descendientes: El primogénito es Nebaiot; después vienen Cedar, Adbeel, Mibsam, (Génesis 25, 13)

  • Estos son los hijos de Ismael y éstos son los nombres de sus pueblos y campamentos. Fueron doce, caudillos de sus respectivas tribus. (Génesis 25, 16)

  • Respondió Labán a Jacob: «Estas hijas son mis hijas y estos hijos son mis hijos, el ganado también es mío y todo cuanto ves es mío. ¿Cómo podría yo querer mal a mis hijas y a sus hijos? (Génesis 31, 43)

  • Levantó después la vista, y al ver a las mujeres y a sus hijos preguntó: «¿Qué tienen que ver todos estos contigo?» Jacob le respondió: «Son los hijos que Dios ha dado a tu siervo.» (Génesis 33, 5)

  • Cuando los hijos de Jacob volvieron del campo, se enteraron de lo que había pasado. Estos hombres se enojaron muchísimo porque se había cometido una infamia en Israel; alguien había abusado de la hija de Jacob, cosa que no debe hacerse. (Génesis 34, 7)


“Não se desencoraje, pois, se na alma existe o contínuo esforço de melhorar, no final o Senhor a premia fazendo nela florir, de repente, todas as virtudes como num jardim florido.” São Padre Pio de Pietrelcina