Encontrados 422 resultados para: Ejército de Gedeón

  • Gedeón se fue y preparó un cabrito, tomó una medida de harina, con la que hizo pan sin levadura; puso el caldo en una olla y la carne en un canasto y fue a presentárselo debajo del árbol. (Jueces 6, 19)

  • Gedeón lo hizo así. En ese momento el Angel de Yavé extendió el bastón que tenía en la mano y tocó la carne y los panes. De repente una llamarada salió de la roca. El fuego quemó la carne y los panes y el Angel de Yavé desapareció. (Jueces 6, 21)

  • Gedeón comprendió que era el Angel de Yavé y dijo: «¡Pobre de mí, Señor Yavé! He visto al Angel de Yavé cara a cara.» (Jueces 6, 22)

  • Gedeón levantó en aquel lugar un altar a Yavé y lo llamó Yavé-Paz. Todavía hoy está en Ofrá de Abiezer. (Jueces 6, 24)

  • Aquella misma noche Yavé dijo a Gedeón: «Lleva contigo a diez servidores de tu padre y un toro de siete años. Derriba el altar de Baal que cuida tu padre y corta el tronco sagrado que está a su lado. (Jueces 6, 25)

  • Gedeón, con ayuda de diez servidores, hizo lo que Yavé le había ordenado. Solamente que lo hizo de noche por temor a su familia y a la gente del pueblo. (Jueces 6, 27)

  • Unos a otros se preguntaban e hicieron toda una investigación para descubrirlo. Así supieron que había sido Gedeón, (Jueces 6, 29)

  • Aquel día dieron a Gedeón el nombre de Jerubaal, o sea: Baal-se-defienda, pues decían: «Que Baal se defienda de él, porque le destruyó su altar.» (Jueces 6, 32)

  • En ese momento el espíritu de Yavé revistió de su fuerza a Gedeón, el cual tocó el cuerno y se le unieron los hombres de Abiezer. (Jueces 6, 34)

  • Gedeón dijo a Dios: «Si de verdad vas a salvar por mi mano a Israel, como has dicho, concédeme esto. (Jueces 6, 36)

  • Así sucedió. Gedeón se levantó de madrugada, estrujó el vellón y exprimió su rocío, llenando una copa de agua. (Jueces 6, 38)

  • Gedeón habló de nuevo a Dios y le dijo: «No te enojes conmigo si me atrevo otra vez a hablarte. Por favor, quisiera hacer otra vez la prueba con el vellón: que quede seco sólo el vellón y que haya rocío por todo el suelo.» (Jueces 6, 39)


“O Senhor nos dá tantas graças e nós pensamos que tocamos o céu com um dedo. Não sabemos, no entanto, que para crescer precisamos de pão duro, das cruzes, das humilhações, das provações e das contradições.” São Padre Pio de Pietrelcina