Encontrados 132 resultados para: Desgracia

  • Pobres de nosotros. Nunca nos había sucedido hasta ahora una desgracia semejante. ¿Quién nos librará de las manos de esos poderosos dioses? Estos son los dioses que castigaron a Egipto con toda clase de plagas. Arriba, filisteos; (1 Samuel 4, 8)

  • Abner llamó a Joab y le dijo: «¿Hasta cuándo va a seguir matando la espada? ¿No sabes que esto terminará en una desgracia? ¿Qué esperas para decir al pueblo que deje de perseguir a sus hermanos?» (2 Samuel 2, 26)

  • Ella replicó: «Que el rey se digne jurar por el nombre de Yavé, su Dios, para que el vengador de la sangre no aumente mi desgracia dando muerte a mi hijo.» Entonces él dijo: «Vive Yavé, que no caerá en tierra un solo cabello de tu hijo.» (2 Samuel 14, 11)

  • Yavé hace recaer sobre tu cabeza toda la sangre de la familia de Saúl, que masacraste. Así como tú le quitaste el trono a Saúl, así también Yavé se lo ha dado a tu hijo Absalón. Tú eres un criminal, por eso te persigue la desgracia.» (2 Samuel 16, 8)

  • Ojalá que, viendo mi angustia, Yavé se apiade de mí y cambie mi desgracia de hoy en felicidad.» (2 Samuel 16, 12)

  • Ellos me asaltaban el día de mi desgracia, pero Yavé fue mi protección. (2 Samuel 22, 19)

  • Por eso voy a mandar la desgracia sobre la familia de Jeroboam; haré perecer a todos sus varones, hasta el último de sus esclavos; barreré a su familia como basura, hasta que desaparezca del todo. (1 Reyes 14, 10)

  • Por ello no mandaré el castigo durante su vida; en vida de su hijo la desgracia caerá sobre su familia.» (1 Reyes 21, 29)

  • Veo que te sientes muy orgulloso porque has vencido a los edomitas. Esto te basta para tener fama en tu propia casa; ¿por qué ahora quieres exponerte a una desgracia y perderte a ti y al pueblo de Judá?» (2 Reyes 14, 10)

  • Después se unió a su esposa, que quedó embarazada y le dio un hijo, a quien llamó Beriá, porque la desgracia estaba en su casa. (1 Crónicas 7, 23)

  • Así habla Yavé: Voy a traer la desgracia sobre este lugar y sobre sus habitantes, conforme a todas las maldiciones escritas en el libro que se ha leído delante del rey de Judá. (2 Crónicas 34, 24)

  • En cuanto a ti, Ajior, mercenario de Ammón, que pronunciaste estas palabras para tu desgracia, desde ahora no verás mi rostro hasta el día en que me vengue de esta raza venida de Egipto. (Judit 6, 5)


“Se você tem dúvidas sobre a fé é exatamente porque tem fé!” São Padre Pio de Pietrelcina