Encontrados 1671 resultados para: Descanso de la tierra

  • Abram tomó a su esposa Saray y a Lot, hijo de su hermano, con toda la fortuna que había acumulado y el personal que había adquirido en Jarán, y se pusieron en marcha hacia la tierra de Canaán. (Génesis 12, 5)

  • Yavé se apareció a Abram y le dijo: «Le daré esta tierra a tu descendencia.» A consecuencia de esto, Abram edificó un altar a Yavé que se le había aparecido. (Génesis 12, 7)

  • La tierra ya no les permitía vivir en un mismo lugar, pues sus rebaños eran demasiado grandes como para que estuvieran juntos. (Génesis 13, 6)

  • Pues bien, toda la tierra que ves, te la voy a dar a ti y a tu descendencia para siempre. (Génesis 13, 15)

  • Multiplicaré tu descendencia como el polvo de la tierra, de tal manera, que si se pudiera contar el polvo de la tierra, también se podría contar tu descendencia. (Génesis 13, 16)

  • Melquisedec bendijo a Abram, diciendo: «Abram, bendito seas del Dios Altísimo, Creador del cielo y de la tierra. (Génesis 14, 19)

  • Abram le respondió: «Levanto mi mano hacia Yavé, creador del cielo y de la tierra, el Dios Altísimo, (Génesis 14, 22)

  • Yavé le dijo: «Yo soy Yavé, que te sacó de Ur de los Caldeos, para entregarte esta tierra en propiedad.» (Génesis 15, 7)

  • Entonces Yavé le dijo: «Debes saber desde ahora que tus descendientes serán forasteros en una tierra que no es suya. Los esclavizarán y los explotarán durante cuatrocientos años. (Génesis 15, 13)

  • Tus descendientes de la cuarta generación volverán a esta tierra que no te puedo entregar ahora, pues la maldad de los amorreos todavía no ha merecido que yo se la quite.» (Génesis 15, 16)

  • Aquel día yavé pactó una alianza con Abram diciendo: "A tu descendencia daré esta tierra desde el torrente de Egypto hasta el gran río Eufrates. (Génesis 15, 18)

  • Abram cayó rostro en tierra, y Dios le habló así: (Génesis 17, 3)


“Menosprezai vossas tentações e não vos demoreis nelas. Imaginai estar na presença de Jesus. O crucificado se lança em vossos braços e mora no vosso coração. Beijai-Lhe a chaga do lado, dizendo: ‘Aqui está minha esperança; a fonte viva da minha felicidade. Seguro-vos, ó Jesus, e não me aparto de vós, até que me tenhais posto a salvo’”. São Padre Pio de Pietrelcina