Encontrados 871 resultados para: David y Goliat

  • Jesé dijo a David: «Toma, anda al frente de batalla y llévales a tus hermanos esta bolsa de trigo tostado y estos diez panes. Y al jefe del batallón le entregas estos diez quesillos; (1 Samuel 17, 17)

  • Se levantó David de madrugada, dejó su rebaño encargado a un pastor y, tomando las cosas, se fue como le había mandado su padre. Y llegó al campamento justo cuando el ejército salía para ponerse en posición de ataque lanzando el grito de guerra. (1 Samuel 17, 20)

  • David, al ver esto, dejó las cosas al cuidado del guarda de equipajes, corrió a las filas y fue a saludar a sus hermanos. (1 Samuel 17, 22)

  • Mientras estaba conversando con ellos salió Goliat, el filisteo de Gat, a lanzar su desafío. (1 Samuel 17, 23)

  • David, que también había escuchado al filisteo, preguntó a los que estaban a su lado: «¿Qué es lo que darán al hombre que mate a ese filisteo y quite la afrenta a Israel? Porque, ¿quién es ese filisteo incircunciso que insulta así a los batallones del Dios vivo?» (1 Samuel 17, 26)

  • Eliab, su hermano mayor, al oírlo hablar así con la gente, se indignó contra David y le dijo: «¿Por qué has venido aquí y a quién dejaste el rebaño en el desierto? Conozco tu atrevimiento y tu maldad. (1 Samuel 17, 28)

  • Has venido a ver la batalla.» David respondió: «¿Pero qué he hecho yo? ¿Uno no puede hablar?» (1 Samuel 17, 29)

  • Cuando contaron a Saúl lo que había hecho David, lo mandó llamar. (1 Samuel 17, 31)

  • David dijo a Saúl: «¡No hay por qué tenerle miedo a ése! Yo, tu servidor, iré a pelear con ese filisteo.» (1 Samuel 17, 32)

  • David le respondió: «Cuando estaba guardando el rebaño de mi padre y venía un león o un oso y se llevaba una oveja del rebaño, (1 Samuel 17, 34)

  • Y añadió David: «Yavé, que me ha librado de las garras del león y del oso, me librará de las manos de este filisteo.» (1 Samuel 17, 36)

  • Entonces Saúl dijo a David: «Vete y que Yavé sea contigo.» (1 Samuel 17, 37)


“Lembre-se de que você tem no Céu não somente um pai, mas também uma Mãe”. São Padre Pio de Pietrelcina