Encontrados 189 resultados para: Bautismo de Juan

  • Quedaron admirados al ver la seguridad con que hablaban Pedro y Juan, que eran hombres sin instrucción ni preparación, pero sabían que habían estado con Jesús. (Hecho de los Apóstoles 4, 13)

  • Pedro y Juan les respondieron: «Juzguen ustedes si es correcto delante de Dios que les hagamos caso a ustedes, en vez de obecedecer a Dios. (Hecho de los Apóstoles 4, 19)

  • Apenas quedaron libres, Pedro y Juan fueron a los suyos y les contaron todo lo que les habían dicho los jefes de los sacerdotes y los ancianos. (Hecho de los Apóstoles 4, 23)

  • Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén tuvieron noticia de que los samaritanos habían aceptado la Palabra de Dios, les enviaron a Pedro y a Juan. (Hecho de los Apóstoles 8, 14)

  • Pedro y Juan dieron testimonio y, después de predicar la Palabra del Señor, volvieron a Jerusalén. Por el camino evangelizaron varios pueblos de Samaría. (Hecho de los Apóstoles 8, 25)

  • Ustedes ya saben lo que ha sucedido en todo el país judío, comenzando por Galilea, después del bautismo que predicó Juan. (Hecho de los Apóstoles 10, 37)

  • Entonces me acordé de la palabra del Señor, que dijo: "Juan bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados en el Espíritu Santo." (Hecho de los Apóstoles 11, 16)

  • Hizo matar a espada a Santiago, hermano de Juan, (Hecho de los Apóstoles 12, 2)

  • Pedro se orientó y fue a la casa de María, madre de Juan, llamado también Marcos, donde muchos estaban reunidos en oración. (Hecho de los Apóstoles 12, 12)

  • Bernabé y Saulo habían terminado su misión y se volvieron a Jerusalén; traían con ellos a Juan, llamado también Marcos. (Hecho de los Apóstoles 12, 25)

  • Llegados a Salamina, comenzaron a anunciar la Palabra de Dios en las sinagogas de los judíos. Juan les hacía de asistente. (Hecho de los Apóstoles 13, 5)

  • Pablo y sus compañeros se embarcaron en Pafos y llegaron a Perge de Panfilia. Allí Juan se separó de ellos y regresó a Jerusalén, (Hecho de los Apóstoles 13, 13)


“É necessário manter o coração aberto para o Céu e aguardar, de lá, o celeste orvalho.” São Padre Pio de Pietrelcina