Encontrados 20 resultados para: Aprendan

  • Reúne al pueblo, hombres, mujeres y niños, y al forastero que vive en tus ciudades, para que escuchen, aprendan a temer a Yavé y cuiden de poner en práctica todas las palabras de esta Ley. (Deuteronomio 31, 12)

  • ¡Aprendan a juzgar, ustedes que no saben, y sean más reflexivos, ustedes que no piensan! (Proverbios 8, 5)

  • A ustedes, pues, príncipes, me dirijo, para que aprendan la sabiduría y no caigan. (Sabiduría 6, 9)

  • Escúchenme, hijos míos, aprendan y tomen en serio lo que les voy a decir: (Sirácides (Eclesiástico) 16, 24)

  • Hijos míos, aprendan a controlar su lengua; ¡el que está atento a ello no será tomado por sorpresa! (Sirácides (Eclesiástico) 23, 7)

  • dejen de hacer el mal y aprendan a hacer el bien. Busquen la justicia, den sus derechos al oprimido, hagan justicia al huérfano y defiendan a la viuda.» (Isaías 1, 17)

  • Vayan y aprendan lo que significa esta palabra de Dios: Me gusta la misericordia más que las ofrendas. Pues no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.» (Evangelio según San Mateo 9, 13)

  • Carguen con mi yugo y aprendan de mí, que soy paciente y humilde de corazón, y sus almas encontrarán descanso. (Evangelio según San Mateo 11, 29)

  • «Aprendan algo sobre el Reino de los Cielos. Un rey había decidido arreglar cuentas con sus empleados, (Evangelio según San Mateo 18, 23)

  • Aprendan algo del Reino de los Cielos. Un propietario salió de madrugada a contratar trabajadores para su viña. (Evangelio según San Mateo 20, 1)

  • «Aprendan algo del Reino de los Cielos. Un rey preparaba las bodas de su hijo, (Evangelio según San Mateo 22, 2)

  • Aprendan esta lección de la higuera: Cuando están ya tiernas sus ramas y empiezan a brotar las hojas, ustedes saben que se acerca el verano. (Evangelio según San Mateo 24, 32)


Por que a tentação passada deixa na alma uma certa perturbação? perguntou um penitente a Padre Pio. Ele respondeu: “Você já presenciou um tremor de terra? Quando tudo estremece a sua volta, você também é sacudido; no entanto, não necessariamente fica enterrado nos destroços!” São Padre Pio de Pietrelcina