Encontrados 32 resultados para: Abandonaron
los levitas abandonaron sus campos y sus posesiones y se fueron a Judá y a Jerusalén, pues Jeroboam y sus hijos les habían quitado sus privilegios de sacerdotes de Yavé. (2 Crónicas 11, 14)
Abandonaron la Casa de Yavé, el Dios de sus padres, y se interesaron por los troncos sagrados y los ídolos; la cólera estalló contra Judá y Jerusalén, a causa de esta culpa suya. (2 Crónicas 24, 18)
Entonces mis humildes clamaron y aquéllos temieron; mis débiles gritaron y aquéllos abandonaron el campo. (Judit 16, 11)
A causa de ellos, huyeron los habitantes de Jerusalén, que se convirtió en una colonia de extranjeros y fue extranjera para sus hijos, que la abandonaron. (1 Macabeos 1, 38)
Judas atravesó primero hacia el enemigo, y toda su gente lo siguió. Derrotaron a todos los paganos, que abandonaron sus armas y corrieron a buscar refugio en el recinto sagrado de Carnaím. (1 Macabeos 5, 43)
Los que abandonaron la ley aplauden al malvado, los que observan la Ley se indignan contra él. (Proverbios 28, 4)
Nos abandonaron: parece que nada quedó de ellos. Pero, en realidad, entraron en la paz. (Sabiduría 3, 3)
Ay de ustedes, hombres malvados, que abandonaron la ley del Altísimo. (Sirácides (Eclesiástico) 41, 8)
Fuera de David, Ezequías y Josías, todos los demás no hicieron más que multiplicar sus pecados. Los reyes de Judá abandonaron la ley del Altísimo y por eso fueron abandonados. (Sirácides (Eclesiástico) 49, 4)
esperanza de Israel, Yavé, los que te traicionan serán confundidos. Los que se rebelan serán borrados del país, porque abandonaron el manantial de agua viva. (Jeremías 17, 13)
Todas tus mujeres que han quedado en el palacio del rey de Judá son llevadas a los generales del rey de Babilonia, y se burlan de ti con esta canción: «Te han engañado tus buenos amigos; al hundirse tus pies en el fango, ellos te abandonaron.» (Jeremías 38, 22)
Tú eres hija de la madre que aborreció a su marido y a sus hijos, tú eres hermana de tus hermanas que abandonaron a sus maridos y a sus hijos, tu madre era hitita y tu padre, amorreo. (Ezequiel 16, 45)