Encontrados 127 resultados para: 2 Samuel 7

  • Samuel dijo al pueblo: «Los he atendido en todo lo que me han pedido, y les he dado un rey. 2Desde ahora en adelante tienen un rey para dirigirlos. Lo que es yo, ya soy viejo, estoy lleno de canas y tengo a mis hijos que me reemplacen junto a ustedes. Los he guiado desde mi juventud hasta el día de hoy. (1 Samuel 12, 1)

  • Entonces Samuel dijo: «Yavé y el rey son ahora testigos de que ustedes no encontraron en mí culpa alguna.» Y ellos contestaron: «Efectivamente, es como tú dices.» (1 Samuel 12, 5)

  • Entonces Samuel dijo al pueblo: «Sí; testigo es Yavé, que estableció a Moisés y a Aarón y que sacó a nuestros padres de la tierra de Egipto. (1 Samuel 12, 6)

  • Entonces Yavé envió a Jerubaal, a Barac, a Jefté y a Samuel y los libró del cerco de sus enemigos y vivieron seguros. (1 Samuel 12, 11)

  • Invocó Samuel a Yavé, que hizo tronar y llover ese mismo día, y todo el pueblo tuvo gran temor a Yavé y a Samuel. (1 Samuel 12, 18)

  • Todo el pueblo dijo a Samuel: «Ruega a Yavé, tu Dios, por nosotros, para que no muramos; porque a todos los demás pecados nuestros hemos añadido esta maldad de pedir un rey.» (1 Samuel 12, 19)

  • Pero Samuel les contestó: «No teman. Es cierto que han hecho esa maldad. Pero ahora, no se alejen de Yavé y sírvanlo con todo su corazón, (1 Samuel 12, 20)

  • Esperó siete días conforme al plazo que Samuel había fijado; pero Samuel no llegó a Guilgal y el ejército empezó a dispersarse. (1 Samuel 13, 8)

  • Acababa de celebrar el sacrificio cuando llegó Samuel. Saúl salió a su encuentro para saludarlo. (1 Samuel 13, 10)

  • Pero Samuel le dijo: «¿Qué has hecho?» Y Saúl respondió: «Yo vi que el ejército se dispersaba y que los filisteos se concentraban en Micmas, y tú no llegabas. (1 Samuel 13, 11)

  • Samuel dijo a Saúl: «Has obrado como un tonto. Si hubieras cumplido la orden que Yavé, tu Dios, te había dado, entonces Yavé habría asegurado tu reino sobre Israel. (1 Samuel 13, 13)

  • Con esto se retiró Samuel. El resto del pueblo que quedaba subió con Saúl a juntarse con los demás combatientes que había en Guibea. (1 Samuel 13, 15)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina