Encontrados 296 resultados para: árbol bueno

  • cuando, pues, se oyeron al mismo tiempo y al unísono los que tocaban las trompetas y los cantores, alabando y celebrando a Yavé; cuando alzaron la voz con las trompetas y con los címbalos y otros instrumentos de música para alabar a Yavé diciendo: «Porque es bueno, porque es eterno su amor», (2 Crónicas 5, 13)

  • escucha tú desde los cielos y perdona el pecado de tus siervos y de tu pueblo Israel (pues les enseñarás el camino bueno por el que deben andar) y manda lluvia sobre tu tierra, la que diste a tu pueblo por herencia. (2 Crónicas 6, 27)

  • Entonces todos los hijos de Israel, viendo descender el fuego y la Gloria de Yavé sobre la Casa, se postraron sobre el pavimento, adoraron y alabaron a Yavé: «Porque es bueno, porque es eterno su amor.» (2 Crónicas 7, 3)

  • Ellos le respondieron: «Si eres bueno con este pueblo y condesciendes con ellos y les das buenas palabras, serán siervos tuyos para siempre.» (2 Crónicas 10, 7)

  • Asá hizo lo que es bueno y recto a los ojos de Yavé su Dios. (2 Crónicas 14, 1)

  • Sin embargo, algo bueno ha sido hallado en ti: quitaste de tu país los troncos sagrados y te dedicaste a buscar a Dios.» (2 Crónicas 19, 3)

  • Actúen así y no cometan pecados. El sumo sacerdote Amarías los dirigirá en todos los asuntos de Yavé, y Zabedías, hijo de Ismael, príncipe de la tribu de Judá, en todos los asuntos del rey. Los levitas les servirán de escribas. Sean valientes y eficaces. ¡Yavé esté con el bueno!» (2 Crónicas 19, 11)

  • Joás hizo lo que es bueno delante de Yavé mientras vivió el sacerdote Joyadá. (2 Crónicas 24, 2)

  • Obró lo que es bueno a los ojos de Yavé, aunque no de todo corazón. (2 Crónicas 25, 2)

  • Hizo lo que es bueno delante de Yavé, como lo había hecho su padre, Amasías. (2 Crónicas 26, 4)

  • Ofrecía sacrificios y quemaba incienso en los santuarios altos, sobre las lomas y bajo todo árbol frondoso. (2 Crónicas 28, 4)

  • Hizo lo que era bueno a los ojos de Yavé, como David su padre. (2 Crónicas 29, 2)


“Há alegrias tão sublimes e dores tão profundas que não se consegue exprimir com palavras. O silêncio é o último recurso da alma, quando ela está inefavelmente feliz ou extremamente oprimida!” São Padre Pio de Pietrelcina