Encontrados 1397 resultados para: �Casa

  • Los ancianos de Moab partieron pues junto con los de Madián, con las manos llenas de regalos para el adivino, y llegaron a la casa de Balaam. Cuando le transmitieron las palabras de Balac, (Números 22, 7)

  • Balaam les dijo: "Alójense en mi casa por esta noche, y les responderé según lo que me diga Yavé". Los jefes de Moab se quedaron pues en casa de Balaam. (Números 22, 8)

  • Dios visitó a Balaam y le dijo: "¿Quiénes son esos hombres que están en tu casa?" (Números 22, 9)

  • Llegaron donde Balaam y le dijeron: "Esto dice Balac, hijo de Sipor: ¡Por favor, no te niegues a venir a mi casa, (Números 22, 16)

  • Balaam respondió a los servidores de Balac: "Aunque Balac me diera su casa llena de plata y de oro, no desobedecería la orden de Yavé, mi Dios, no importa que fuera para una cosa pequeña o grande. (Números 22, 18)

  • Balaam le dijo al ángel de Yavé: "A lo mejor pequé, pero no sabía que tú estabas impidiéndome el paso. Si esto no te gusta, me vuelvo a mi casa". (Números 22, 34)

  • Aunque Balac me dé su casa llena de plata y de oro, no desobedeceré la orden de Yavé. Bien o mal, no haré nada por mi mismo, sino que diré lo que diga Yavé. (Números 24, 13)

  • Balaam se puso en camino para volver a su casa, y Balac se fue también por su camino. (Números 24, 25)

  • Pero está el caso de una mujer que hace un voto a Yavé o toma un compromiso en su juventud, cuando está en casa de su padre. (Números 30, 4)

  • Está también el caso de una mujer que se casa cuando todavía está ligada por un voto o por una promesa que ha hecho imprudentemente. (Números 30, 7)

  • Está también el caso de la mujer que ha hecho un voto estando en casa de su marido, o se ha comprometido con juramento. (Números 30, 11)

  • Estos son los mandatos que Yavé dio a Moisés referente a la esposa y su marido, y al padre con su hija que, siendo joven todavía, está en la casa de su padre. (Números 30, 17)


“O Senhor se comunica conosco à medida que nos libertamos do nosso apego aos sentidos, que sacrificamos nossa vontade própria e que edificamos nossa vida na humildade.” São Padre Pio de Pietrelcina