28. Llevaban la cebada y la paja para los caballos y mulos, al lugar donde el rey estaba, cada uno según su turno.





“Não se desencoraje, pois, se na alma existe o contínuo esforço de melhorar, no final o Senhor a premia fazendo nela florir, de repente, todas as virtudes como num jardim florido.” São Padre Pio de Pietrelcina