29. Un carro por seiscientas monedas de plata, y un caballo por ciento cincuenta. Por el mismo precio los mercaderes se lo vendían también a los reyes hititas y sirios.





“Que Jesus o aperte sempre mais ao Seu divino coração. Que Ele o alivie no sofrimento e lhe dê o abraço final no Paraíso.” São Padre Pio de Pietrelcina