Daniel, 10
8. Así quedé yo solo contemplando esta gran aparición, y me sentí desfallecer; mi semblante se demudó hasta desfigurarse, y no pude sobreponerme.
8. Así quedé yo solo contemplando esta gran aparición, y me sentí desfallecer; mi semblante se demudó hasta desfigurarse, y no pude sobreponerme.
“Tenhamos sempre horror ao pecado mortal e nunca deixemos de caminhar na estrada da santa eternidade.” São Padre Pio de Pietrelcina