Encontrados 31 resultados para: queremos

  • Entonces Judá dijo a su padre, Israel: "Deja venir conmigo al muchacho; salgamos inmediatamente, si queremos vivir y no morir nosotros, tú y nuestros hijos. (Génesis 43, 8)

  • ¿No te decíamos en Egipto: No te preocupes de nosotros, pues queremos servir a los egipcios? Porque ¿no es, acaso, mejor servir a los egipcios que morir en el desierto?". (Exodo 14, 12)

  • Moisés mandó llamar a Datán y Abirán, hijos de Eliab, pero ellos respondieron: "No queremos ir. (Números 16, 12)

  • Queremos cruzar, por favor, tu territorio. No atravesaremos tus sembrados, ni beberemos el agua de tus pozos; iremos por el camino real, sin desviarnos ni a derecha ni a izquierda, hasta que salgamos de tus confines". (Números 20, 17)

  • Más aún; no queremos heredad alguna al otro lado del Jordán, ni más allá, puesto que nuestra heredad estará de este lado del Jordán, en la parte oriental". (Números 32, 19)

  • Es precisamente lo que tú pediste al Señor, tu Dios, en el Horeb, el día de la asamblea, cuando dijiste: No queremos oír más la voz del Señor, ni ver ese gran fuego para no morir, (Deuteronomio 18, 16)

  • El pueblo respondió a Josué: "¡No! Queremos servir al Señor". (Josué 24, 21)

  • Ellos le dijeron: "No, nosotros solamente queremos atarte y entregarte en sus manos, pero no te mataremos". Lo ataron con dos sogas nuevas y lo sacaron de la roca. (Jueces 15, 13)

  • Pero el pueblo no quiso escuchar a Samuel, y dijo: "No; queremos un rey, (I Samuel 8, 19)

  • Los gabaonitas le respondieron: "No se trata de una cuestión de plata o de oro con Saúl y su familia, ni queremos que nadie muera en Israel". David dijo: "Haré por vosotros lo que me digáis". (II Samuel 21, 4)

  • Pero queremos que entendáis mejor lo que decimos: Amán, hijo de Hamdatá, macedonio, extraño a la sangre persa y completamente ajeno a nuestra benignidad, fue recibido por nosotros como huésped (Ester 16, 10)

  • Y eso que a Dios decían: "¡Lejos de nosotros; no queremos conocer tus caminos! (Job 21, 14)


“O amor e o temor devem sempre andar juntos. O temor sem amor torna-se covardia. São Padre Pio de Pietrelcina