Encontrados 701 resultados para: allí

  • Un río salía de Edén para regar el jardín, y de allí se dividía en cuatro brazos. (Génesis 2, 10)

  • Los hombres, al emigrar de oriente, encontraron una llanura en el país de Senaar y se establecieron allí. (Génesis 11, 2)

  • Así el Señor los dispersó de allí por toda la tierra y dejaron de construir la ciudad. (Génesis 11, 8)

  • Por eso se la llamó Babel, porque allí confundió el Señor la lengua de todos los habitantes de la tierra y los dispersó por toda su superficie. (Génesis 11, 9)

  • Téraj tomó a su hijo Abrán, a su nieto Lot y a Saray su nuera, mujer de Abrán, y los hizo salir de Ur de los caldeos para ir al país de Canaán; pero al llegar a Jarán se quedaron allí. (Génesis 11, 31)

  • El Señor se apareció a Abrán y le dijo: "Yo daré esta tierra a tu descendencia". Y Abrán levantó allí un altar al Señor, que se le había aparecido. (Génesis 12, 7)

  • De allí se trasladó a la montaña situada al oriente de Betel y allí plantó su tienda, con Betel al oeste y Ay al este. Aquí levantó al Señor un altar e invocó su nombre. (Génesis 12, 8)

  • Hubo un hambre en aquel país, y Abrán bajó a Egipto para estarse allí porque el hambre se había agravado en el país. (Génesis 12, 10)

  • El país era insuficiente para poder estar los dos allí; tenían demasiados bienes para poder habitar juntos. (Génesis 13, 6)

  • Abrán levantó sus tiendas y se fue a habitar al encinar de Mambré, cerca de Hebrón, y allí levantó un altar al Señor. (Génesis 13, 18)

  • El valle de Sidín estaba lleno de pozos de betún. Los reyes de Sodoma y Gomorra se dieron a la fuga y cayeron allí muchos, y los que pudieron salvarse huyeron a los montes. (Génesis 14, 10)

  • y les dijo: "Por favor, señores, venid a casa de vuestro siervo y pasad allí la noche; lavaos los pies, y mañana por la mañana seguiréis vuestro camino". Ellos le respondieron: "No; pasaremos la noche en la plaza". (Génesis 19, 2)


“As almas não são oferecidas como dom; compram-se. Vós ignorais quanto custaram a Jesus. É sempre com a mesma moeda que é preciso pagá-las”. São Padre Pio de Pietrelcina