Encontrados 10 resultados para: Llora

  • ¿Dónde encontraré yo carne para dar a todo este pueblo que llora a mi lado gritando: Danos carne para comer? (Números 11, 13)

  • Jazael le preguntó: "¿Por qué llora mi señor?". Él respondió: "Porque sé el mal que has de hacer a los israelitas: pondrás fuego a sus fortalezas, degollarás a espada a sus jóvenes, estrellarás a sus niños de pecho y abrirás en canal a sus embarazadas". (II Reyes 8, 12)

  • Llora al muerto porque perdió la luz, y llora al necio porque perdió su inteligencia. Llora menos por un muerto, porque ya descansó. Pero la vida del necio es peor que la muerte. (Eclesiástico 22, 11)

  • Hijo, llora sobre el muerto y, como corresponde a quien sufre, entona lamentaciones, amortájale según le corresponde, y no te olvides de enterrarlo. (Eclesiástico 38, 16)

  • Llora con amargura, suspira ardientemente, guarda luto según su condición un día o dos para evitar la murmuración, y consuélate de tu tristeza. (Eclesiástico 38, 17)

  • Por eso lloro yo, como llora Yazer, por las viñas de Sibmá; te inundo con mis lágrimas, Jesbón, Elalé, porque sobre tu siega y tu vendimia cayó un grito de guerra. (Isaías 16, 9)

  • Esto dice el Señor: Un grito se ha oído en Ramá, un lamento, llanto amargo: es Raquel, que llora a sus hijos, y no quiere consolarse de sus hijos porque ya no existen. (Jeremías 31, 15)

  • Llora a raudales en la noche y las lágrimas surcan sus mejillas. Nadie hay que la consuele entre todos sus amantes; la han traicionado todos sus aliados, se le han vuelto enemigos. (Lamentaciones 1, 2)

  • Pero entonces infundiré sobre la casa de David y sobre los habitantes de Jerusalén un espíritu de buena voluntad y de súplica. Volverán sus ojos hacia el que traspasaron con la espada y harán luto por él como por un hijo único. Y llorarán por Jerusalén como se llora por el primogénito. (Zacarías 12, 10)

  • Una voz se oyó en Ramá, llanto y lamento grande. Es Raquel que llora a sus hijos y no quiere ser consolada, porque ya no existen. (Mateo 2, 18)


“O Santo Sacrifício da Missa é o sufrágio mais eficaz, que ultrapassa todas as orações, as boas obras e as penitências. Infalivelmente produz seu efeito para vantagem das almas por sua virtude própria e imediata.” São Padre Pio de Pietrelcina