17. Cuando Faraón despidió al pueblo, Dios no lo llevó por el camino del país de los filisteos, que era más corto. Pues Dios pensaba: «Si hay que combatir, tal vez el pueblo se asuste y vuelva a Egipto».





“O grau sublime da humildade é não só reconhecer a abnegação, mas amá-la.” São Padre Pio de Pietrelcina