Salmos, 86

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El Salmo 86 es una oración de David pidiéndole a Dios que se enfrente a sus súplicas y lo ayude misericordiosamente. Llama a Dios como un siervo fiel, expresando su confianza en Dios y su fe en la bondad divina y la compasión. Los versos seleccionados a continuación están relacionados con los temas del salmo:

Isaías 55:6-7: "Busca al Señor siempre que uno pueda encontrar, invocarlo mientras esté cerca. Deja a los malvados a su manera, y al hombre malvado, sus pensamientos y se convierte al Señor, quien se simpatizará; Nuestro Dios, porque él es rico en perdón ". Este versículo habla sobre la importancia de buscar a Dios mientras se puede encontrar y pedir su perdón, recordando la oración de David en el Salmo 86 por la misericordia y el perdón.

2 Crónicas 30:9b: "Para el Señor, tu Dios, es claro y misericordioso, y no se desviará de ti la cara si te conviertes a él". Este versículo refuerza la idea de que Dios es misericordioso y siempre está listo para perdonar y ayudar a quienes recurren a él, así como David está llorando por ayuda en el Salmo 86.

Salmo 130:1-2: "Desde las profundidades te lloro, oh Señor. Señor, escucha mi voz; sé tu escucha atenta a la voz de mis súplicas". Al igual que David, el autor del Salmo 130 llora a Dios en oración, pidiéndole que escuche sus súplicas. Ambos expresan su confianza en la bondad divina y la compasión.

2 Samuel 22:31: "En cuanto a Dios, su camino es perfecto; la Palabra del Señor está probada; es un escudo para todos los que confían en él". Este versículo enfatiza la perfección y la confianza que se puede tomar en la palabra y protección divina, algo que David también destaca en su Salmo 86.

Filipenses 4:6-7: "No estás inquieto para nada; antes, todas tus peticiones son conocidas ante Dios, oración y súplicas, con Acción de Gracias. Y la paz de Dios, que excede toda comprensión, mantendrá tus corazones y tus tus corazones y tus sentimientos en Cristo Jesús ". Este versículo destaca la importancia de la oración y la confianza en Dios, recordando la oración de David en el Salmo 86 y reforzando la idea de que Dios escucha y responde a las oraciones de sus fieles siervos.