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Hechos, 12

17. El les hizo señas con la mano para que callasen y les contó cómo el Señor le había sacado de la prisión. Y añadió: «Comunicad esto a Santiago y a los hermanos.» Salió y marchó a otro lugar.

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Hechos de los Apóstoles 12 informa el arresto de Pedro y su posterior liberación sobrenatural por los ángeles de Dios. También se menciona la muerte de James, el hermano de John, a manos de Herodes. Los versos seleccionados son:

Isaías 43:2: "Cuando pase por las aguas, estaré contigo, y cuando a través de los ríos no te sumergirán; cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama se quemará en ti. " Peter pasó por un momento de gran peligro y angustia cuando fue arrestado y colocado en prisión, pero el Señor estaba con él, protegiéndolo de la ira de Herodes.

Salmo 34:19: "Hay muchas aflicciones de los justos, pero el Señor lo entrega de todo". Peter era un hombre justo que fue arrestado injustamente. Sin embargo, el Señor lo libró de las manos de Herodes y lo liberó de la prisión.

Proverbios 21:1: "El corazón del rey está en la mano del Señor como aguas profundas; lo inclina donde quiera". Herodes estaba decidido a matar a Pedro, pero Dios tenía otros planes. Usó un ángel para liberarlo de la prisión y frustrar los planes del rey.

Juan 16:33: "En el mundo, tendrás aflicciones; pero tiende a un buen coraje; he superado el mundo". La muerte de James y el arresto de Pedro son ejemplos de las aflicciones que enfrentaron los discípulos de Jesús. Sin embargo, Jesús les dio la promesa de que tendrían paz en medio de las tribulaciones, porque había ganado el mundo.

Hechos de los Apóstoles 12:24: "Pero la Palabra de Dios creció y multiplicada". A pesar de la persecución e intentos de silenciar el mensaje del evangelio, la Palabra de Dios continuó extendiéndose y llegando a más personas. El arresto de Peter y la muerte de James no pudieron detener el avance del reino de Dios.





“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina