I Tesalonicenses, 1

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1 Tesalonicenses 1 es el primer capítulo de la primera carta de Pablo a los Tesalonicenses. En este capítulo, Pablo expresa gratitud a Dios por la fe y el testimonio de los Tesalonicenses y describe cómo se les predicó la Palabra de Dios con poder y el Espíritu Santo. También se enfatiza cómo se han convertido en ejemplos para los creyentes en otras regiones. A continuación hay cinco versículos relacionados con los temas abordados en 1 Tesalonicenses 1:

Romanos 1:8: "Primero, doy gracias a mi Dios a través de Jesucristo por todos ustedes, porque la fe que tienes en todo el mundo se anuncia". Este versículo presenta una idea similar a la de 1 Tesalonicenses 1, en la que Pablo expresa gratitud a Dios por la fe de los Tesalonicenses.

Colosenses 1:6: "Eso ha llegado a ti, ya que en realidad está llegando a todo el mundo. Es fruto y creciente entre ustedes, como también sucede en todo el mundo, desde el día en que escucharon y entendieron la gracia de Dios. en toda tu verdad ". Aquí Pablo habla sobre cómo la Palabra de Dios está siendo predicada y fructificada entre los colosenses, así como entre los Tesalonicenses.

Hechos 17:6: "Comenzaron a buscar a Paul y Silas para llevarlos a la multitud. Pero cuando no los encontraron, arrastraron a Jasom y algunos hermanos ante las autoridades de la ciudad, gritando", estos hombres que han causado problemas en todo el ¡Mundo también han venido aquí! "Este verso destaca cómo el testimonio de los creyentes puede ser tan poderoso que se reconoce en todo el mundo.

2 Timoteo 1:8: "Por lo tanto, no avergüences el testimonio sobre nuestro Señor, ni de mí, que yo soy un prisionero suyo. Por el contrario, participe conmigo en los sufrimientos por el evangelio, según el poder de Dios " Aquí Pablo alienta a Timothy a no avergonzarse del evangelio y el testimonio que lleva, enfatizando la importancia de ser un ejemplo para otros creyentes.

Efesios 1:13-14: "Y cuando escuchaste la Palabra de la Verdad, el Evangelio de Salvación, y creyendo en él, fueron sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es la garantía de nuestra herencia hasta la redención de los que pertenecen a Dios, a la alabanza de su gloria ". Aquí Pablo habla sobre cómo el Espíritu Santo es una señal de que alguien es un verdadero creyente, y cómo esta fe es una garantía de nuestra herencia eterna en Dios.