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Exodo, 11

8. Luego vendrán todos tus servidores a inclinarse ante mí, y me dirán: ‘¡Váyanse, tú y el pueblo que está bajo tus órdenes!’. Después me iré". Y lleno de indignación, Moisés se alejó de la presencia del Faraón.

Wersety związane z Exodo, 11:

En Éxodo 11, Dios anuncia la última plaga que se lanzará sobre Egipto, la muerte de todos los primogénitos. Moisés comunica esto al faraón y a la nación egipcia. Aquí hay cinco versos relacionados con los temas cubiertos en este capítulo:

Salmo 105:36: "Herió a todos los primogénitos en Egipto, las primeras frutas de su fuerza en las tiendas de perro". Este salmo recuerda las acciones de Dios durante la liberación del pueblo de Israel de Egipto, incluida la muerte de los primogénitos.

Éxodo 12:12: "Esa noche pasaré por Egipto y mataré a todos los primogénitos, tanto hombres como animales, y ejecutaré el juicio sobre todos los dioses de Egipto. Soy el Señor". Este verso es una continuación de la última plaga que se lanzará sobre Egipto.

Números 3:12-13: "Tomé a todos los primogénitos de los hijos de Israel a mí, tanto hombres como animales; el día que lastimé a cada primogénito en la tierra de Egipto, me los separé. Pero llevé a los levitas a Lugar de todos los primogénitos de los hijos de Israel ". Aquí Dios explica que los levitas serán elegidos para servirle en lugar del primogénito de los hijos de Israel.

Juan 1:29: "¡Al día siguiente, Juan vio a Jesús acercarse y dijo: 'Aquí está el Cordero de Dios, que le quita el pecado del mundo!'" Muerte de Jesús como el Cordero de Dios que le quita el pecado del mundo.

Hebreos 11:28: "Por fe celebró la Pascua y aplicó la sangre, para que el destructor no tocara al primogénito de los israelitas". Este versículo destaca la importancia de la celebración de la Pascua y la aplicación de la sangre del cordero para proteger a los primogénitos de los hijos de Israel de la última peste en Egipto.





“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina