Znaleziono 822 Wyniki dla: sea

  • La mujer vio que el árbol era apetitoso para comer, agradable a la vista y deseable para adquirir sabiduría. Tomó, pues, de su fruto y comió; dio también de él a su marido, que estaba junto a ella, y él también comió. (Génesis 3, 6)

  • Oyeron después los pasos del Señor Dios, que se paseaba por el jardín a la brisa de la tarde, y el hombre y su mujer se escondieron de su vista entre los árboles del jardín. (Génesis 3, 8)

  • El Señor Dios dijo a la serpiente: "Por haber hecho esto, maldita seas entre todos los ganados y entre todas las bestias del campo. Te arrastrarás sobre tu vientre y comerás del polvo de la tierra todos los días de tu vida. (Génesis 3, 14)

  • Al hombre le dijo: "Por haber hecho caso a tu mujer y por haber comido del árbol prohibido, maldita sea la tierra por tu culpa. Con trabajo sacarás de ella tu alimento todo el tiempo de tu vida. (Génesis 3, 17)

  • Por tanto, maldito seas lejos de la tierra que ha abierto sus fauces para empaparse con la sangre de tu hermano derramada por ti. (Génesis 4, 11)

  • y dijo: "¡Maldito sea Canaán! Sea el último de los esclavos de sus hermanos". (Génesis 9, 25)

  • Y añadió: "¡Bendito sea el Señor, Dios de Sem! ¡Que Canaán sea su esclavo! (Génesis 9, 26)

  • ¡Haga Dios que se propague Jafet, que habite en la tienda de Sem y que Canaán sea su esclavo!". (Génesis 9, 27)

  • declararon la guerra a Berá, rey de Sodoma; a Birsa, rey de Gomorra; a Sinab, rey de Admá; a Seméber, rey de Seboín; y al rey de Bela, o sea, de Soar. (Génesis 14, 2)

  • Éstos se reunieron en el valle de Sidín, o sea, el mar de la Sal. (Génesis 14, 3)

  • Después llegaron a la fuente de la justicia, o sea Cades, y ocuparon todo el territorio de los amalecitas y el de los amorreos, que habitaban en Jasesón Tamar. (Génesis 14, 7)

  • Entonces, el rey de Sodoma, el de Gomorra, el de Admá, el de Seboín y el de Bela, o sea, de Soar, les salieron al encuentro y presentaron batalla contra ellos en el valle de Sidín: (Génesis 14, 8)


“O amor tudo esquece, tudo perdoa, sem reservas.” São Padre Pio de Pietrelcina