Znaleziono 131 Wyniki dla: metros

  • Entre las salas había una anchura de diez metros todo alrededor del templo. (Ezequiel 41, 10)

  • Las cámaras laterales tenían dos entradas: una daba al norte, y la otra al mediodía. La anchura del paso libre era de dos metros y medio todo alrededor. (Ezequiel 41, 11)

  • La construcción que daba al atrio por el lado oeste tenía treinta y cinco metros de anchura; y el muro de la construcción: dos metros y medio de espesor y cuarenta y cinco de longitud. (Ezequiel 41, 12)

  • Después midió el templo: cincuenta metros de longitud; el espacio cercado, más la construcción y sus muros: cincuenta metros de longitud. (Ezequiel 41, 13)

  • Anchura de la fachada del templo más el espacio cercado en dirección este: cincuenta metros. (Ezequiel 41, 14)

  • Midió también la longitud del edificio frente al espacio cercado de la parte de atrás, con sus pórticos a uno y a otro lado: cincuenta metros. El interior del santuario y los vestíbulos del atrio, (Ezequiel 41, 15)

  • La longitud de su frente era de cincuenta metros, hacia el norte, por una anchura de veinticinco metros. (Ezequiel 42, 2)

  • y por delante de las salas pasaba un corredor de cinco metros de ancho hacia el interior y cien codos de largo; sus puertas daban al norte. (Ezequiel 42, 4)

  • La cerca exterior, paralela a las salas por el lado del atrio exterior, tenía veinticinco metros de longitud. (Ezequiel 42, 7)

  • En efecto, la longitud de las salas que daban al atrio exterior era de veinticinco metros, mientras que por el lado de la fachada del santuario era de cincuenta metros. (Ezequiel 42, 8)

  • Midió el lado este con la vara de medir: doscientos cincuenta metros de la vara de medir. (Ezequiel 42, 16)

  • Midió el lado norte: doscientos cincuenta metros de la vara de medir. (Ezequiel 42, 17)


“Menosprezai vossas tentações e não vos demoreis nelas. Imaginai estar na presença de Jesus. O crucificado se lança em vossos braços e mora no vosso coração. Beijai-Lhe a chaga do lado, dizendo: ‘Aqui está minha esperança; a fonte viva da minha felicidade. Seguro-vos, ó Jesus, e não me aparto de vós, até que me tenhais posto a salvo’”. São Padre Pio de Pietrelcina