Znaleziono 198 Wyniki dla: campamento

  • Si, en cambio, se detenía sobre la Morada dos días, o un mes, o un año, reposando sobre ella, los israelitas se quedaban en el campamento y no partían; pero en cuanto se elevaba, partían. (Números 9, 22)

  • A la orden de Yahveh acampaban y a la orden de Yahveh movían el campamento. Rendían culto a Yahveh, según la orden de Yahveh transmitida por Moisés. (Números 9, 23)

  • «Hazte dos trompetas: las harás de plata maciza. Te servirán para convocar a la comunidad y dar la señal de mover el campamento. (Números 10, 2)

  • la bandera del campamento de los hijos de Judá en primer lugar, por cuerpos de ejército. Al frente de su tropa, iba Najsón, hijo de Aminadab; (Números 10, 14)

  • Partió luego la bandera del campamento de Rubén, por cuerpos de ejército: al frente de su tropa iba Elisur, hijo de Sedeur; (Números 10, 18)

  • Partió luego la bandera del campamento de los hijos de Efraím, por cuerpos de ejército; al frente de su tropa iba Elisamá, hijo de Ammihud. (Números 10, 22)

  • Luego, cerrando la marcha de todos los campamentos, partió la bandera del campamento de los hijos de Dan, por cuerpos de ejército. Al frente de su tropa iba Ajiézer, hijo de Ammisadday; (Números 10, 25)

  • La Nube de Yahveh iba de día sobre ellos, desde que dejaron el campamento. (Números 10, 34)

  • El pueblo profería quejas amargas a los oídos de Yahveh, y Yahveh lo oyó. Se encendió su ira y ardió un fuego de Yahveh entre ellos y devoró un extremo del campamento. (Números 11, 1)

  • Cuando, por la noche, caía el rocío sobre el campamento, caía también sobre él el maná. (Números 11, 9)

  • Habían quedado en el campamento dos hombres, uno llamado Eldad y el otro Medad. Reposó también sobre ellos el espíritu, pues aunque no habían salido a la Tienda, eran de los designados. Y profetizaban en el campamento. (Números 11, 26)

  • Un muchacho corrió a anunciar a Moisés: «Eldad y Medad están profetizando en el campamento.» (Números 11, 27)


“O Senhor se comunica conosco à medida que nos libertamos do nosso apego aos sentidos, que sacrificamos nossa vontade própria e que edificamos nossa vida na humildade.” São Padre Pio de Pietrelcina