Znaleziono 16 Wyniki dla: Daros

  • Habla a los israelitas y diles: Cuando hayáis entrado en la tierra que yo voy a daros, la tierra tendrá también su descanso en honor de Yahveh. (Levítico 25, 2)

  • Yo soy Yahveh, vuestro Dios, que os saqué de la tierra de Egipto, para daros la tierra de Canaán y ser vuestro Dios. (Levítico 25, 38)

  • Lejos de mí daros la razón: hasta mi último suspiro mantendré mi inocencia. (Job 27, 5)

  • Pues bien, el Señor mismo va a daros una señal: He aquí que una doncella está encinta y va a dar a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel. (Isaías 7, 14)

  • Dije yo: «¡Ah, Señor Yahveh! Pues he aquí que los profetas están diciéndoles: No veréis espada, ni tendréis hambre, sino que voy a daros paz segura en este lugar.» (Jeremías 14, 13)

  • que bien me sé los pensamientos que pienso sobre vosotros - oráculo de Yahveh - pensamientos de paz, y no de desgracia, de daros un porvenir de esperanza. (Jeremías 29, 11)

  • Me ha parecido bien daros a conocer las señales y milagros que ha hecho el Dios Altísimo. (Daniel 3, 99)

  • «No temas, pequeño rebaño, porque a vuestro Padre le ha parecido bien daros a vosotros el Reino. (Lucas 12, 32)

  • «Ahora os encomiendo a Dios y a la Palabra de su gracia, que tiene poder para construir el edificio y daros la herencia con todos los santificados. (Hechos 20, 32)

  • No os neguéis el uno al otro sino de mutuo acuerdo, por cierto tiempo, para daros a la oración; luego, volved a estar juntos, para que Satanás no os tiente por vuestra incontinencia. (I Corintios 7, 5)

  • No volvemos a recomendarnos ante vosotros; solamente queremos daros ocasión para gloriaros de nosotros y así tengáis cómo responder a los que se glorían de lo exterior, y no de lo que está en el corazón. (II Corintios 5, 12)

  • De esta manera, amándoos a vosotros, queríamos daros no sólo el Evangelio de Dios, sino incluso nuestro propio ser, porque habíais llegado a sernos muy queridos. (I Tesalonicenses 2, 8)


“O Senhor se comunica conosco à medida que nos libertamos do nosso apego aos sentidos, que sacrificamos nossa vontade própria e que edificamos nossa vida na humildade.” São Padre Pio de Pietrelcina