Znaleziono 1314 Wyniki dla: hombres

  • En cambio, si todos profetizan y entra alguno de esos hombres, todos podrán convencerlo y examinarlo. (I Corintios 14, 24)

  • Si nosotros hemos puesto nuestra esperanza en Cristo solamente para esta vida, seríamos los hombres más dignos de lástima. (I Corintios 15, 19)

  • No todos los cuerpos son idénticos: una es la carne de los hombres, otra la de los animales, otra la de las aves y otra la de los peces. (I Corintios 15, 39)

  • Los hombres terrenales serán como el hombre terrenal, y los celestiales como el celestial. (I Corintios 15, 48)

  • Ustedes mismos son nuestra carta, una carta escrita en nuestros corazones, conocida y leída por todos los hombres. (II Corintios 3, 2)

  • Por lo tanto, compenetrados del temor del Señor, tratamos de persuadir a los hombres. Dios ya nos conoce plenamente, y espero que también ustedes nos conozcan de la misma manera. (II Corintios 5, 11)

  • Porque es Dios el que estaba en Cristo, reconciliando al mundo consigo, no teniendo en cuenta los pecados de los hombres, y confiándonos la palabra de la reconciliación. (II Corintios 5, 19)

  • Nosotros somos, entonces, embajadores de Cristo, y es Dios el que exhorta a los hombres por intermedio nuestro. Por eso, les suplicamos en nombre de Cristo: Déjense reconciliar con Dios. (II Corintios 5, 20)

  • procurando hacer lo que está bien, no solamente delante de Dios, sino también delante de los hombres. (II Corintios 8, 21)

  • Pablo, Apóstol -no de parte de hombres ni por la mediación de un hombre, sino por Jesucristo y por Dios Padre que lo resucitó de entre los muertos- (Gálatas 1, 1)

  • ¿Acaso yo busco la aprobación de los hombres o la de Dios? ¿Piensan que quiero congraciarme con los hombres? Si quisiera quedar bien con los hombres, no sería servidor de Cristo. (Gálatas 1, 10)

  • Quiero que sepan, hermanos, que la Buena Noticia que les prediqué no es cosa de los hombres, porque (Gálatas 1, 11)


“O Senhor se comunica conosco à medida que nos libertamos do nosso apego aos sentidos, que sacrificamos nossa vontade própria e que edificamos nossa vida na humildade.” São Padre Pio de Pietrelcina