Isaías, 22
4. Por esto digo: Retirad vuestros ojos de mí, dejad que llore amargamente; no tratéis de consolarme por la ruina de la hija de mi pueblo.
4. Por esto digo: Retirad vuestros ojos de mí, dejad que llore amargamente; no tratéis de consolarme por la ruina de la hija de mi pueblo.
“Não sejamos mesquinhos com Deus que tanto nos enriquece.” São Padre Pio de Pietrelcina