Salmos, 51
12. Crea en mí, oh Dios, un puro corazón, un espíritu firme dentro de mí renueva;
12. Crea en mí, oh Dios, un puro corazón, un espíritu firme dentro de mí renueva;
El Salmo 51 es un salmo penitencial atribuido al rey David después de su pecado con Bathsheba. En el Salmo, David pide misericordia y perdón a Dios, reconociendo su culpa y pidiendo al Señor que cree un corazón puro en él. Los versos relacionados con los temas cubiertos en el Salmo 51 son:
1 Reyes 15:5: "Porque David hizo lo que estaba mal antes del Señor y no se desvió de todo lo que le había ordenado todos los días de su vida, pero en el caso de Urías, el Hithteum". Este versículo muestra la historia de David como un hombre que siempre buscaba hacer lo que era directo a los ojos de Dios, pero que cayó en el pecado y tuvo que pedir perdón.
Isaías 1:18: "Vinde, pois, e arrazoemos, diz o Senhor; ainda que os vossos pecados sejam como a escarlata, eles se tornarão brancos como a neve; ainda que sejam vermelhos como o carmesim, tornar-se-ão como a allí." Este versículo muestra que Dios está dispuesto a perdonar y lavar todos nuestros pecados, haciéndonos puros nuevamente.
Proverbios 28:13: "Lo que cubre sus transgresiones nunca prosperará; pero lo que los confiesa y dejará a la misericordia". Este versículo muestra que la confesión es un paso importante para lograr el perdón de Dios.
1 Juan 1:9: "Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y solo para perdonarnos nuestros pecados y purificarnos de toda injusticia". Este versículo refuerza la importancia de la confesión y muestra la fidelidad de Dios para perdonarnos.
Romanos 3:23-24: "Porque todos han pecado y privado son de la gloria de Dios; estar justificados de forma gratuita por Su gracia, por la redención en Cristo Jesús". Este versículo destaca nuestra naturaleza pecaminosa y muestra que la justificación y el perdón vienen a través de la gracia de Dios a través de Cristo.
“Lembre-se de que os santos foram sempre criticados pelas pessoas deste mundo, e puseram sob seus pés o mundo e as suas máximas .” São Padre Pio de Pietrelcina
