31. Los benjaminitas salieron a su encuentro y se dejaron atraer lejos de la ciudad. Comenzaron como las otras veces a matar gente del pueblo por los caminos que suben, uno a Betel y otro a Guibeá, a campo raso: unos treinta hombres de Israel.





“As almas! As almas! Se alguém soubesse o preço que custam”. São Padre Pio de Pietrelcina