45. Jerusalén estaba deshabitada como un desierto, ninguno de sus hijos entraba ni salía. El Santuario había sido pisoteado, los extranjeros ocupaban la Ciudadela, convertida en albergue de los paganos. Había desaparecido la alegría de Jacob, y ya no se oía la flauta ni la cítara.





“Um filho espiritual perguntou a Padre Pio: Como posso recuperar o tempo perdido? Padre Pio respondeu-lhe “Multiplique suas boas obras!” São Padre Pio de Pietrelcina