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  • Las ranas se alejarán de ti y de tus casas, de tus servidores y de todo el pueblo; solamente quedarán en el río". (Exodo 8, 7)

  • Si no le dejas salir, yo enviaré sobre ti y tus servidores, sobre tu pueblo y sobre tus casas, tábanos que llenarán las casas de los egipcios y el suelo que pisan. (Exodo 8, 17)

  • Moisés dijo: "Al salir de tu casa rezaré por ti al Señor, y mañana se alejarán los tábanos de ti, de tus servidores y de tu pueblo; pero que el Faraón no nos engañe una vez más y deje ir al pueblo para ofrecer sacrificios al Señor". (Exodo 8, 25)

  • Esta vez voy a desencadenar todas mis plagas contra ti y contra tus servidores y contra tu pueblo, para que sepas que no hay otro como yo en toda la tierra. (Exodo 9, 14)

  • Pero yo sé bien que ni tú ni tus servidores teméis todavía al Señor, Dios". (Exodo 9, 30)

  • para que cuentes a tus hijos y a tus nietos cómo traté yo a los egipcios y los prodigios que hice en medio de ellos, y sepáis que yo soy el Señor". (Exodo 10, 2)

  • Porque si no lo dejas salir, traeré mañana sobre tus tierras la langosta, (Exodo 10, 4)

  • Invadirá tus casas, las de tus servidores y las de todos los egipcios, como nunca vieron tus padres, ni tus abuelos, desde que aparecieron en la tierra hasta hoy". Moisés se retiró y salió de la casa del Faraón. (Exodo 10, 6)

  • Cuando el Señor te haya introducido en la tierra del cananeo, del hitita, del amorreo, del heveo y del jebuseo, la que juró dar a tus padres, tierra que mana leche y miel, observarás este rito en este mismo mes. (Exodo 13, 5)

  • Ese día dirás a tus hijos: Esto es en memoria de lo que por mí hizo el Señor cuando salí de Egipto. (Exodo 13, 8)

  • Este rito será para ti como una señal en tu mano, como recuerdo ante tus ojos, para que tengas en tu boca la ley del Señor, porque el Señor te sacó de Egipto con mano fuerte. (Exodo 13, 9)

  • "Cuando el Señor te haya llevado a la tierra del cananeo, como te ha jurado a ti y a tus padres, y te la haya dado, (Exodo 13, 11)


“Ouço interiormente uma voz que constantemente me diz: Santifique-se e santifique!” São Padre Pio de Pietrelcina