Fondare 13 Risultati per: Llagas

  • Nunca ofrezcan a Yavé ni pongan en el altar como sacrificio por el fuego para Yavé, un animal ciego, quebrado, mutilado, con llagas o sarna. (Levítico 22, 22)

  • De noche se me taladran los huesos y no descansan mis llagas. (Job 30, 17)

  • Mis llagas supuran y están fétidas, debido a mi locura. (Salmos 38, 6)

  • Compañeros y amigos se apartan de mis llagas, mis familiares se quedan a distancia. (Salmos 38, 12)

  • Nadie se acercaba al que poco antes pensaba tocar los astros del cielo con la mano. Solamente entonces, torturado por aquellas llagas, comenzó a decaer su soberbia. (2 Macabeos 9, 10)

  • desde la planta de los pies hasta la cabeza no les queda nada sano; sólo eridas, golpes, llagas vivas que no han sido envueltas ni vendadas ni aliviadas con aceite. (Isaías 1, 6)

  • y eran nuestras faltas por las que era destruido nuestros pecados, por los que era aplastado. El soportó el castigo que nos trae la paz y por sus llagas hemos sido sanados. (Isaías 53, 5)

  • Ya que a ti te llamaban La Abandonada, nuestra presa, de quien nadie se preocupa, yo voy a devolver el vigor a tu cuerpo y voy a sanar tus llagas, dice Yavé. (Jeremías 30, 17)

  • y Judá, que tiene úlceras. Por eso Efraím ha ido a Asiria y ha mandado mensajeros al gran rey, pero éste no podrá sanarlos ni curarles sus llagas. (Oseas 5, 13)

  • porque las llagas de Samaria son incurables y han llegado hasta Judá, alcanzando la capital de mi pueblo, la misma Jerusalén. (Miqueas 1, 9)

  • Había también un pobre, llamado Lázaro, todo cubierto de llagas, que estaba tendido a la puerta del rico. (Evangelio según San Lucas 16, 20)

  • Hubiera deseado saciarse con lo que caía de la mesa del rico, y hasta los perros venían a lamerle las llagas. (Evangelio según San Lucas 16, 21)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina