Fondare 26 Risultati per: Entienden

  • Ustedes a quienes me dirijo me entienden; tal vez sea más difícil para sus hijos que no habrán conocido ni visto las lecciones que dio Yavé con su mano firme y sus grandes golpes, (Deuteronomio 11, 2)

  • Envíame también madera de cedro, de ciprés y de sándalo, pues yo sé que tus siervos entienden de cortar los árboles del Líbano; (2 Crónicas 2, 7)

  • Ya que no miran las obras del Señor ni entienden lo que hacen sus manos, él los destruirá y no los rehará. (Salmos 28, 5)

  • Los malos no entienden nada de moral, los que buscan a Yavé lo comprenden todo. (Proverbios 28, 5)

  • Sé avaro de tu tiempo con los que no entienden, dalo ampliamente a los que reflexionan. (Sirácides (Eclesiástico) 27, 12)

  • Hay cítaras, panderetas, arpas, flautas y vino en su banquete, pero no ven la obra de Yavé ni entienden lo que él está preparando. (Isaías 5, 12)

  • Los que se dedican a tallar estatuas de dioses no son nada por muchos que sean, y esas obras a las que quieren no sirven para nada. Sus partidarios no ven ni entienden nada, pero al fin se decepcionarán. (Isaías 44, 9)

  • No saben ni entienden. Sus ojos están tapados y no ven; su inteligencia no se da a la razón. (Isaías 44, 18)

  • ¿Cómo no entienden entonces que no son dioses los que no pueden librarse de la guerra ni sustraerse de las calamidades? (Baruc 6, 49)

  • Más aún, te has levantado contra el Señor del Cielo, has mandado traer los vasos de su Templo, y con tus invitados has bebido vino en ellos. Has brindado a todos tus dioses de metal y de madera y de piedra, que no ven, ni oyen, ni entienden, pero no has glorificado al Dios de quien dependen tu vida y tu porvenir. (Daniel 5, 23)

  • Por eso les hablo en parábolas, porque miran, y no ven; oyen, pero no escuchan ni entienden. (Evangelio según San Mateo 13, 13)

  • Jesús contestó: «Ustedes andan muy equivocados. Ustedes no entienden ni las Escrituras ni el poder de Dios. (Evangelio según San Mateo 22, 29)


“O Senhor se comunica conosco à medida que nos libertamos do nosso apego aos sentidos, que sacrificamos nossa vontade própria e que edificamos nossa vida na humildade.” São Padre Pio de Pietrelcina