32. Renuncio a la fortaleza de Jerusalén y se la doy al sumo sacerdote para que escoja a los hombres que quiera para defenderla.





“É sempre necessário ir para a frente, nunca para trás, na vida espiritual. O barco que pára em vez de ir adiante é empurrado para trás pelo vento.” São Padre Pio de Pietrelcina