Génesis, 41
21. Después de habérselas tragado no se conocía que se las hubieran tragado, porque su aspecto era tan raquítico como antes. Entonces me desperté.
21. Después de habérselas tragado no se conocía que se las hubieran tragado, porque su aspecto era tan raquítico como antes. Entonces me desperté.
“Meu Deus, perdoa-me. Nunca Te ofereci nada na minha vida e, agora, por este pouco que estou sofrendo, em comparação a tudo o que Tu sofreste na Cruz, eu reclamo injustamente!” São Padre Pio de Pietrelcina