Exodo, 2
3. Como ya no podía ocultarlo más, tomó una cestita de papiro, la calafateó con betún y pez, puso en ella al niño y la dejó entre los juncos de la orilla del río.
3. Como ya no podía ocultarlo más, tomó una cestita de papiro, la calafateó con betún y pez, puso en ella al niño y la dejó entre los juncos de la orilla del río.
“Menosprezai vossas tentações e não vos demoreis nelas. Imaginai estar na presença de Jesus. O crucificado se lança em vossos braços e mora no vosso coração. Beijai-Lhe a chaga do lado, dizendo: ‘Aqui está minha esperança; a fonte viva da minha felicidade. Seguro-vos, ó Jesus, e não me aparto de vós, até que me tenhais posto a salvo’”. São Padre Pio de Pietrelcina