Deuteronomio, 32
8. Cuando el Altísimo dio una herencia a cada nación, cuando distribuyó a los hombres, él fijó las fronteras de los pueblos según el número de los hijos de Dios.
8. Cuando el Altísimo dio una herencia a cada nación, cuando distribuyó a los hombres, él fijó las fronteras de los pueblos según el número de los hijos de Dios.
“O mais belo Credo é o que se pronuncia no escuro, no sacrifício, com esforço”. São Padre Pio de Pietrelcina