Talált 34 Eredmények: planes

  • Cuando comunicaron a David que Ajitófel estaba con Absalón, entre los conjurados, dijo: "¡Te suplico, Señor, que hagas fracasar los planes de Ajitófel!". (II Samuel 15, 31)

  • pero si vuelves a la ciudad y dices a Absalón: Yo seré tu siervo, oh rey, mi señor; antes servía a tu padre, pero ahora te serviré a ti, harás fracasar los planes de Ajitófel. (II Samuel 15, 34)

  • Piensas que los planes y la fuerza para la guerra son sólo cuestión de boca. ¿En quién has confiado para rebelarte contra mí? (II Reyes 18, 20)

  • Cuando nuestros enemigos se dieron cuenta de que estábamos advertidos y de que Dios había desbaratado sus planes, se retiraron, y nosotros volvimos a la muralla, cada cual a su tarea. (Nehemías 4, 9)

  • Bendice al Señor Dios en todo tiempo; pídele que tus caminos sean rectos y prósperos tus planes; porque no es del hombre el consejo, sino el Señor es quien da todos los bienes y humilla, según quiere, hasta lo más profundo. Recuerda, hijo mío, todos mis mandatos, y que jamás se borren de tu corazón. (Tobías 4, 19)

  • Convocó a los ministros y a los nobles, y tuvo con ellos un consejo secreto. Él mismo expuso todos los planes contra las regiones. (Judit 2, 2)

  • y marcha contra toda la región occidental, por haberse opuesto a mis planes. (Judit 2, 6)

  • Dame palabras seductoras para herir y deshacer a los que tienen tan perversos planes contra tu alianza, contra tu santuario, el monte de Sión y la casa que pertenece a tus hijos. (Judit 9, 13)

  • "El Dios de nuestros padres te favorezca y realice tus planes para gloria de Israel y exaltación de Jerusalén". (Judit 10, 8)

  • Mis días han pasado, mis planes se han deshecho, han fallado las fibras de mi corazón. (Job 17, 11)

  • Él les llenaba sus casas de riquezas, pero estaba alejado de sus planes perversos. (Job 22, 18)

  • Castígalos, oh Dios, castígalos, que caigan presos en sus propios planes; recházalos por sus crímenes sin cuento, por haberse rebelado contra ti. (Salmos 5, 11)


“O amor nada mais é do que o brilho de Deus nos homens”. São Padre Pio de Pietrelcina