Talált 28 Eredmények: ardor

  • ¿No fue esto lo que hicieron vuestros padres y por lo que nuestro Dios hizo caer sobre nosotros y sobre esta ciudad toda esta calamidad? ¡Y vosotros aumentáis el ardor de su ira contra Israel profanando el sábado!". (Nehemías 13, 18)

  • pero al llegar el calor se desvanecen, bajo el ardor se evaporan en su lecho. (Job 6, 17)

  • Mientras su vientre está llenando, desfogará Dios contra él el ardor de su ira, hará llover sobre su carne sus saetas. (Job 20, 23)

  • de día y de noche tu mano pesaba sobre mí, mi savia se secaba al ardor del verano. (Salmos 32, 4)

  • Igualmente, si la nación judía fuera atacada antes, los romanos lucharemos a su lado con todo ardor, según lo permitan las circunstancias, (I Macabeos 8, 27)

  • Judas los perseguía con furia y ardor, y acuchilló y mató a unos treinta mil de aquellos criminales. (II Macabeos 12, 23)

  • ¿Es que el rocío no templa el ardor del sol? Así una buena palabra es mejor que un regalo. (Eclesiástico 18, 16)

  • E igual el herrero sentado junto al yunque, que examina el hierro bruto; el ardor del fuego enrojece su carne, y en el calor de la fragua se revuelve. El ruido del martillo ensordece sus oídos, y sus ojos están fijos en el modelo. Pone toda su atención en acabar bien su obra y su desvelo en adornarla perfectamente. (Eclesiástico 38, 28)

  • Al mediodía abrasa la tierra, y ¿quién puede resistir su ardor? (Eclesiástico 43, 3)

  • El Señor dejará oír su voz majestuosa y manifestará su brazo amenazador, en el ardor de su ira, en la llama de un fuego devorador, en una tempestad de lluvia y de granizo. (Isaías 30, 30)

  • Por eso derramó sobre él el ardor de su cólera y los horrores de la guerra. ¡Rodeado de llamas, no ha entendido; abrasado, no ha prestado atención! (Isaías 42, 25)

  • Asna salvaje, avezada al desierto, que en el ardor de su deseo sorbe el viento; su apetencia, ¿quién la calmará? El que la busca no tiene que esforzarse, la encuentra en el mes de su celo. (Jeremías 2, 24)


“Nunca vá se deitar sem antes examinar a sua consciência sobre o dia que passou. Enderece todos os seus pensamentos a Deus, consagre-lhe todo o seu ser e também todos os seus irmãos. Ofereça à glória de Deus o repouso que você vai iniciar e não esqueça do seu Anjo da Guarda que está sempre com você.” São Padre Pio de Pietrelcina