Talált 29 Eredmények: Lavará

  • Lavará con agua las entrañas y las patas, y el sacerdote lo quemará todo sobre el altar: es un holocausto, una ofrenda quemada, un perfume agradable al Señor. (Levítico 1, 9)

  • Lavará con agua las entrañas y las patas, y el sacerdote lo quemará todo sobre el altar: es un holocausto, una ofrenda quemada, un perfume agradable al Señor. (Levítico 1, 13)

  • quien coma la carne, lavará sus vestidos y quedará impuro hasta la tarde. (Levítico 11, 40)

  • Al séptimo día lo volverá a examinar; si ve que la llaga ha perdido brillo y no se ha extendido por la piel, el sacerdote lo declarará puro: se trata de una pústula. Lavará sus vestidos y quedará puro. (Levítico 13, 6)

  • El leproso así purificado lavará sus vestidos, se cortará todo el pelo, se bañará con agua y será puro. Después entrará de nuevo en el campamento, pero tardará siete días en entrar en su tienda. (Levítico 14, 8)

  • El día séptimo se cortará de nuevo pelos, cabello, barba y cejas; se cortará todos los pelos. Lavará sus vestidos, bañará con agua su cuerpo y será puro. (Levítico 14, 9)

  • El que duerma o coma en ella, lavará sus vestidos. (Levítico 14, 47)

  • El que toque su lecho, lavará los vestidos, se bañará y será impuro hasta la tarde. (Levítico 15, 5)

  • El que se siente en un mueble en el que estuvo sentado aquél, lavará sus vestidos, se bañará y será impuro hasta la tarde. (Levítico 15, 6)

  • El que toque al que padece derrame, lavará sus vestidos, se bañará y será impuro hasta la tarde. (Levítico 15, 7)

  • Si el que padece derrames escupe sobre un hombre puro, éste lavará sus vestidos, se bañará y será impuro hasta la tarde. (Levítico 15, 8)

  • El que toque un objeto cualquiera que haya estado debajo del paciente, será impuro hasta la tarde, y el que lo transporte, lavará sus vestidos, se bañará y será impuro hasta la tarde. (Levítico 15, 10)


“Que Maria seja toda a razão da sua existência e o guie ao porto seguro da eterna salvação. Que Ela lhe sirva de doce modelo e inspiração na virtude da santa humildade.” São Padre Pio de Pietrelcina