Talált 145 Eredmények: incienso

  • Tomaron cada uno su incensario, le pusieron fuego, le echaron incienso y se presentaron a la entrada de la Tienda del Encuentro, lo mismo que Moisés y Aarón. (Números 16, 18)

  • Brotó fuego de Yahveh, que devoró a los 250 hombres que habían ofrecido el incienso. (Números 16, 35)

  • Sirven para recordar a los israelitas que no se acerque ningún laico, que no sea de la descendencia de Aarón, a ofrecer el incienso delante de Yahveh; no le ocurra lo que a Coré y a su cuadrilla, según se lo había dicho Yahveh por medio de Moisés. (Números 17, 5)

  • Dijo entonces Moisés a Aarón: «Toma el incensario, ponle fuego del que hay sobre el altar, echa incienso y vete rápidamente donde la comunidad a expiar por ellos. Porque ha salido ya la Cólera de la presencia de Yahveh y ha comenzado la Plaga.» (Números 17, 11)

  • Aarón lo tomó como le había dicho Moisés y corrió a ponerse en medio de la asamblea; la Plaga había comenzado ya en el pueblo. Echó el incienso e hizo la expiación por el pueblo. (Números 17, 12)

  • Ellos enseñan tus normas a Jacob y tu Ley a Israel; ofrecen incienso ante tu rostro, y perfecto sacrificio en tu altar. (Deuteronomio 33, 10)

  • Salomón amaba a Yahveh y andaba según los preceptos de David su padre, pero ofrecía sacrificios y quemaba incienso en los altos. (I Reyes 3, 3)

  • Lo mismo hizo con todas sus mujeres extranjeras que quemaban incienso y sacrificaban a sus dioses. (I Reyes 11, 8)

  • Subió al altar que había hecho en Betel el día quince del octavo mes, el mes que se había discurrido por su cuenta para instituir una fiesta para los israelitas, y subió al altar para quemar incienso. (I Reyes 12, 33)

  • Por orden de Yahveh, un hombre de Dios llegó de Judá a Betel cuando Jeroboam estaba en pie sobre el altar para quemar incienso, (I Reyes 13, 1)

  • y por orden de Yahveh apostrofó al altar diciendo: «Altar, altar, así dice Yahveh: Ha nacido a la casa de David un hijo llamado Josías que sacrificará sobre ti a los sacerdotes de los altos, a los que queman incienso sobre ti, y quemará huesos humanos sobre ti.» (I Reyes 13, 2)

  • Con todo, no desaparecieron los altos; el pueblo seguía sacrificando y quemando incienso en los altos. (I Reyes 22, 44)


“As almas não são oferecidas como dom; compram-se. Vós ignorais quanto custaram a Jesus. É sempre com a mesma moeda que é preciso pagá-las”. São Padre Pio de Pietrelcina