Talált 56 Eredmények: querubines

  • Luego fue Ezequiel el que contempló en una visión la gloria del Señor: la que le fue mostrada en el carro de querubines. (Sirácides (Eclesiástico) 49, 8)

  • que estás sentado sobre los querubines, tú eres el único Dios de todos los reinos de la tierra; tú eres el creador del cielo y de la tierra. Atiéndeme, Yavé, y escucha. Abre, Yavé, tus ojos y mira. Mira las palabras de Senaquerib con que manda insultar al Dios viviente. (Isaías 37, 17)

  • e inmediatamente la Gloria del Dios de Israel, que hasta entonces descansaba sobre los Querubines, se eleva en dirección a la puerta del Templo. Llama al hombre con traje de lino, que lleva en su cintura una tablilla de escriba, (Ezequiel 9, 3)

  • En ese momento vi que en la plataforma, por encima de los querubines, había una piedra de zafiro en forma de trono. (Ezequiel 10, 1)

  • mientras se deslizaba, los querubines estaban de pie al lado sur y la nube cubría el patio interior. (Ezequiel 10, 3)

  • El ruido de las alas de los querubines se oía hasta en el patio exterior, pues era tan fuerte que parecía la voz del Dios Todopoderoso cuando habla. (Ezequiel 10, 5)

  • Dio esta orden al hombre vestido de lino: "Saca fuego de entre medio de las ruedas y de los querubines". El hombre se aproximó y se puso al lado de la rueda. (Ezequiel 10, 6)

  • Vi entonces una especie de mano de hombre bajo las alas de los querubines. (Ezequiel 10, 8)

  • Vi cuatro ruedas colocadas al lado de los querubines (había una rueda al lado de cada querubín) y las ruedas resplandecían como piedras preciosas. (Ezequiel 10, 9)

  • Cuando los querubines avanzaban, las ruedas avanzaban con ellos; cuando los querubines desplegaban sus alas para elevarse desde la tierra, las ruedas no dejaban de acompañarlos. (Ezequiel 10, 16)

  • Cuando los querubines se detenían, las ruedas se detenían junto con ellos, porque el espíritu de estos seres estaba en ellas. (Ezequiel 10, 17)

  • La Gloria de Yavé salió de la Casa y se detuvo encima de los querubines. (Ezequiel 10, 18)


“Como Jesus, preparemo-nos a duas ascensões: uma ao Calvário e outra ao Céu. A ascensão ao Calvário, se não for alegre, deve ao menos ser resignada!” São Padre Pio de Pietrelcina