Talált 447 Eredmények: naciones

  • Escribió además cartas para insultar a Yavé, Dios de Israel, hablando contra él de este modo: «Así como los dioses de las naciones de otros países no las han salvado de mi mano, así tampoco el Dios de Ezequías salvará a su pueblo de mi mano.» (2 Crónicas 32, 17)

  • Muchos trajeron entonces ofrendas a Yavé, a Jerusalén, y presentes a Ezequías, rey de Judá; el cual desde aquel entonces adquirió gran prestigio a los ojos de todas las naciones. (2 Crónicas 32, 23)

  • Hizo el mal a los ojos de Yavé imitando las costumbres abominables de las naciones a las que Yavé quitó el país para dárselo a Israel. (2 Crónicas 33, 2)

  • Manasés desvió a Judá y a los habitantes de Jerusalén para que hicieran mayores males que las naciones que Yavé había exterminado delante de los hijos de Israel. (2 Crónicas 33, 9)

  • Del mismo modo todos los jefes, los sacerdotes y el pueblo multiplicaron sus infidelidades, según todas las costumbres abominables de las naciones paganas, y mancharon la Casa de Yavé, que él se había consagrado en Jerusalén. (2 Crónicas 36, 14)

  • Pero acuérdate también de lo que dijiste a Moisés: «Si ustedes no me son fieles, los dispersaré por las naciones. (Nehemías 1, 8)

  • En mi mesa se sentaban ciento cincuenta personas entre jefes y consejeros, sin contar los que venían de las naciones vecinas. (Nehemías 5, 17)

  • Entre tantas naciones no había un rey semejante a él; era amado de Dios; Dios lo había hecho rey de todo Israel y también a él lo hicieron pecar las mujeres extranjeras. (Nehemías 13, 26)

  • ya que no escucharon tus mandatos. Tú nos has destinado al saqueo, a la cautividad y a la muerte, de manera que pasamos a ser la burla de las naciones paganas entre las cuales nos has dispersado. (Tobías 3, 4)

  • Bendice en todo momento al Señor Dios y pídele que tus caminos sean rectos y tus proyectos favorables, porque no todas las naciones tienen la verdadera sabiduría. Es el Señor el que da todos los bienes y, si quiere, humilla hasta lo profundo del infierno. Recuerda, hijo, todos estos mandatos y no permitas que se borren de tu corazón. (Tobías 4, 19)

  • Bendíganlo, hijos de Israel, porque, si bien los dispersó entre las naciones, (Tobías 13, 3)

  • El nos castiga por nuestras maldades, pero luego nos perdonará y nos reunirá de entre todas las naciones en las que nos ha dispersado. (Tobías 13, 5)


“A oração é a efusão de nosso coração no de Deus.” São Padre Pio de Pietrelcina