Talált 11 Eredmények: estremecen

  • Por todas partes lo estremecen terrores que lo persiguen paso a paso. (Job 18, 11)

  • Las sombras tiemblan debajo de la tierra, las aguas y sus habitantes se estremecen. (Job 26, 5)

  • Cuando llevaron esta noticia al palacio de David: «Los de Aram están acampados en el territorio de Efraím», el corazón del rey y de la gente se puso a palpitar como se estremecen los árboles del bosque movidos por el viento. (Isaías 7, 2)

  • Por eso, mis entrañas se estremecen de espanto y el dolor se apodera de mí como de una mujer que da a luz; estoy muy asustado para oír, muy aterrado para ver. (Isaías 21, 3)

  • ¡Oigan lo que les dice Yavé a ustedes que se estremecen por su palabra! Sus hermanos, que los odian y que no se juntan con ustedes por causa de mi Nombre, dicen: «Que Yavé demuestre su poder, para que podamos ver la alegría de ustedes.» Pero son ellos los que serán humillados. (Isaías 66, 5)

  • Ante él se estremecen los pueblos, todos los rostros palidecen. (Joel 2, 6)

  • Al verlos tiembla la tierra, se estremecen los cielos, el sol y la luna se oscurecen y las estrellas pierden su brillo! (Joel 2, 10)

  • Tus valientes se estremecen, pueblo de Temán, pues se está acuchillando a los hombres de los cerros de Esaú. (Abdías 1, 9)

  • los cerros tiemblan ante él, y las lomas se estremecen. Ante él se derrumban la tierra, el universo y todos los que en él viven. (Nahún 1, 5)

  • las montañas te ven y se estremecen; caen lluvias de diluvio mientras truena la voz del abismo. (Habacuc 3, 10)

  • Al oírlo, mi corazón palpita, al sentirlo, mis labios se estremecen, se corrompe la médula en mis huesos, y temblequean mis piernas. Espero, sin embargo, el día amargo que sobrevendrá al pueblo opresor. (Habacuc 3, 16)


“A pessoa que nunca medita é como alguém que nunca se olha no espelho e, assim, não se cuida e sai desarrumada. A pessoa que medita e dirige seus pensamentos a Deus, que é o espelho de sua alma, procura conhecer seus defeitos, tenta corrigi-los, modera seus impulsos e põe em ordem sua consciência.” São Padre Pio de Pietrelcina