Talált 87 Eredmények: ancho

  • y tendrá medio metro de largo y de ancho; es decir, que será cuadrado. Tendrá un metro de altura, y de sus cuatro ángulos saldrán sus cuernos, haciendo un cuerpo con él. (Exodo 30, 2)

  • Cada cortina tenía catorce metros de largo y dos de ancho. Todas eran de una misma medida. (Exodo 36, 9)

  • Cada una de ellas tenía quince metros de largo y dos de ancho. (Exodo 36, 15)

  • cada uno de los cuales tenía cinco metros de largo por setenta y cinco centímetros de ancho. (Exodo 36, 21)

  • Hizo el Lugar del Perdón de oro puro, de dos codos y medio de largo y codo y medio de ancho. (Exodo 37, 6)

  • Hizo también una mesa de madera de acacia, de dos codos de largo, uno de ancho y uno y medio de alto. (Exodo 37, 10)

  • Hizo también el Altar del Incienso. Lo hizo de madera de acacia. Tenía medio metro de largo y de ancho: era cuadrado. Tenía un metro de altura. Sus cuernos formaban un cuerpo con él. (Exodo 37, 25)

  • Hizo también el Altar de los Holocaustos de madera de acacia. Tenía dos metros y medio de largo y otros tantos de ancho, esto es, cuadrado, y metro y medio de altura. (Exodo 38, 1)

  • Además, en lo ancho del atrio que mira al oeste había cortinas por espacio de veinticinco metros, con diez columnas y otras tantas basas de bronce. (Exodo 38, 12)

  • Del mismo modo, en lo ancho del atrio que cae al oriente se contaron veinticinco metros; (Exodo 38, 13)

  • Era cuadrado y doble: tenía un palmo de largo por uno de ancho. (Exodo 39, 9)

  • Og, rey de Basán, era el último superviviente de la raza de los gigantes. En Rabba, ciudad de los amonitas, se muestra su cama de hierro, la cual tiene cuatro metros cincuenta de largo y dos de ancho. (Deuteronomio 3, 11)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina