Talált 130 Eredmények: Citas

  • impondrá la mano sobre su cabeza y la sacrificará ante la Tienda de las Citas; los hijos de Aarón derramarán su sangre en el altar y alrededor. (Levítico 3, 13)

  • Lo traerá a la Tienda de las Citas a la presencia de Yavé; pondrá la mano sobre la cabeza del novillo, y luego lo sacrificará delante de Yavé. (Levítico 4, 4)

  • Entonces el sacerdote ungido tomará parte de su sangre, que llevará a la Tienda de las Citas, (Levítico 4, 5)

  • El sacerdote teñirá con la sangre los cuernos del altar del incienso aromático para Yavé que está en la Tienda de las Citas, y vaciará el resto de la sangre al pie del altar de los holocaustos, a la entrada de la Tienda de las Citas. (Levítico 4, 7)

  • en cuanto la comunidad se dé cuenta del pecado, ofrecerá un novillo como sacrificio por el pecado. Lo llevarán a la entrada de la Tienda de las Citas, (Levítico 4, 14)

  • El sacerdote ungido llevará parte de la sangre a la Tienda de las Citas; (Levítico 4, 16)

  • Teñirá también con sangre los cuernos del altar que está ante Yavé en la Tienda de las Citas, y derramará la sangre restante al pie del altar de los sacrificios que está a la entrada de la Tienda de las Citas. (Levítico 4, 18)

  • El sacerdote que la ofrece la comerá en un lugar santo, a la entrada de la Tienda de las Citas. (Levítico 6, 19)

  • En cambio, siempre que la sangre de la víctima por el pecado haya sido introducida en la Tienda de las Citas para hacer la expiación, no se comerá, sino que se echará al fuego. (Levítico 6, 23)

  • Luego reúne a toda la comunidad a la entrada de la Tienda de las Citas.» (Levítico 8, 3)

  • Moisés hizo lo que Yavé le había mandado, y la comunidad se reunió a la entrada de la Tienda de las Citas. (Levítico 8, 4)

  • Entonces, Moisés dijo a Aarón y a sus hi jos: «Asen la carne en la puerta de la Tienda de las Citas y cómanla allí mismo. Coman también el pan consagrado que está en su canasto tal como lo he mandado, diciendo: Aarón y sus hijos lo comerán; (Levítico 8, 31)


“O amor sem temor torna-se presunção.” São Padre Pio de Pietrelcina