22. Como la orden del rey era terminante y el horno estaba excesivamente encendido, la llamarada mató a los hombres que habían llevado a Sidrac, Misac y Abdénago,





“É doce o viver e o penar para trazer benefícios aos irmãos e para tantas almas que, vertiginosamente, desejam se justificar no mal, a despeito do Bem Supremo.” São Padre Pio de Pietrelcina